jueves, 14 de noviembre de 2013

Ideal de vida (parte 3)

En una escala de valores, llamamos ideal de vida al valor más alto, al valor que mueve nuestras vidas. Es el valor por el cual uno daría la vida. Es el valor fundamental. Es la idea motriz.

El ideal es el valor fundamental.

Entre los muchos valores en mi vida, ¿cómo sé cuál es mi valor fundamental?

Todavía faltará aclarar algunas cosas más.

Una cosa es el ideal de vida y otra es el proyecto de vida. Los proyectos de vida son metas que nos ponemos en el tiempo. Por ejemplo, graduarse de alguna profesión, tener una vivienda mejor, las próximas vacaciones, terminar de leer un libro... Hay muchos proyectos de vida. Hay algunos más importantes, otros menos importantes.

El ideal de vida no tiene que ver con cosas que tenemos que hacer en un tiempo. El ideal de vida es el valor central que mueve mi vida.

Los ideales de vida son como las estrellas en el cielo para los navegantes; aunque no las pueden tocar, observarlas bien les ayudan a llegar al destino que quieran.

Los ideales no se les alcanza, pero son guías para llegar a las metas.

Frases que aplican a las personas que viven sin un ideal:
- El que no sabe lo que quiere, termina donde no quiere.
- El que no sabe lo que busca, no comprende lo que encuentra.
- Para el que no sabe a donde va, nunca soplan vientos favorables.

Cuando una persona sabe hacia donde va o sabe lo que quiere, tendrá la posibilidad de aprovechar las oportunidades de la vida.

El ideal de vida marca el camino; dice hacia dónde ir.

"Lo que es último en el orden de la ejecución, es primero en el orden de la intención" - Frase de la Metafísica Aristotélica.

Cuando un escultor se pone a hacer una estatua, la obra terminada está al final. Pero cuando se empezó a esculpir, esa estatua ya existía como intención en el escultor.

El ideal de vida funciona igual. Alcanzar a vivir plenamente el ideal de vida es para más adelante, pero vivirlo a cada paso, cada día en cada decisión también se vive ese ideal de vida. El ideal de vida se vive diariamente y en cada momento.

Cuando Miguelangel esculpió "La Piedad", la hizo en tres días y tres noches. Como nadie le iba a creer que lo hizo tan rápido la firmó para que supieran que esa obra era de él. La hizo tan rápido porque sabía dónde golpear con el cincel. Él decía: yo saqué lo que sobraba porque sabía lo que estaba dentro de esa piedra de mármol.

Podemos pensar que asimismo pasa con la vida de las personas, que somos la escultura y el escultor de nuestra propia vida.

La persona que tiene claro su ideal de vida, sabe decir que si y sabe decir que no. Le dice que no a todo lo que no le ayude a ser mejor. Le dice que si a todo lo que le ayuda a ser mejor. En cada momento de su vida está presente su ideal.

¿Cómo lograr saber cuál es mi ideal de vida?

1.- Pregúntese cuál fue la persona que admira o admiraba en la época en la que contaba entre los 17 y los 28 años de edad. Si no lo puede contestar, pregúntese a quién admira actualmente. Normalmente admiramos a personas porque vemos en ellos valores que nos impactan. El ideal de nuestra vida está muy asociado al valor que admiramos en las personas que admiramos.
Hay un solo valor fundamental en la vida de las personas. Luego también hay otros valores que cada quien elige para sus actividades. Pero hay uno solo que mueve la vida de cada quien.

2.- Cuando uno logra un proyecto de vida, lo que obtiene es satisfacción. Cuando uno no logra un proyecto de vida, lo que se siente es insatisfacción. La felicidad no es ni un proyecto de vida ni un ideal de vida. La felicidad es la vivencia de un ideal de vida. La felicidad es un estado del alma, en cambio las satisfacciones son estados emocionales. La felicidad tiene que ver con el estado del espíritu cuando se está viviendo un ideal. Ningún proyecto en la vida nos da felicidad, lo que nos da felicidad es estar viviendo nuestro ideal.
Tener una familia siempre será un proyecto de vida, quizás uno de los más hermosos en la vida de una persona. Pero como sea esa familia depende del ideal de vida que la conforman. De acuerdo a sus ideales de vida, serán los valores de esa familia. Ser abogado es un proyecto de vida, pero cómo se es siendo abogado va a depender del ideal de vida que se tenga. La riqueza de lo que yo hago depende de lo que yo soy. Lo que hacemos depende de lo que somos.

Uno puede tener satisfacción y felicidad en momentos determinados, pero la satisfacción es pasajera y la felicidad se queda cuando hubo un ideal de vida detrás de ese momento.

Que lindo sería que todos los niños lleguen a este mundo por que el ideal de sus padres es el amor que los trae al mundo. Si así fuera, recordáramos el nacimiento de nuestros hijos como una satisfacción, pero la felicidad de verlos todos los días sigue presente siempre.

¿Cuál es tu ideal en la vida?

I+D=M

I: Ideal de vida
D: Don personal (el don principal)
M: Misión en la vida (vivir nuestro ideal compartiéndolo con los demás)

Descubre cual es tu ideal en la vida y ya sabrás cual es tu misión, pero recuerda el don que tienes.
Algunas personas tienen dones que son más prácticos, otras que son más afectivos, otras son más intelectuales.

Cada quien tiene que hacer un trabajo interior profundo de darnos cuenta cuál es el ideal que mueve su propia vida. Así como identificar el don personal y así definir la misión en la vida.

No importa si los proyectos van perfectos o no, lo que es más importante es si estamos viviendo nuestro ideal en la vida porque eso es lo que nos hace felices.

Ejercicio personal:

Cada uno tiene que hacer una carta dirigida en segunda persona, dirigida a alguien. Tiene que ser una carta de felicitación. Desde la primera palabra hasta la última, toda la carta debe expresar felicitaciones dirigido a alguien, felicitándola por todo lo que esa persona es.

"Yo te felicito por lo que eres en esto... y en esto..., por lo que aprendiste en esta situación y en esta otra..."

Felicitarla por lo que es, no por lo que tiene ni por lo que logró. Por lo que esa persona es a partir de lo que vivió, de lo que logró o por lo que es a partir de lo que tiene.

Esa carta dirigida en segunda persona es para uno mismo.

Esto no es para inflar el ego, porque al terminar la carta debes escribir "agradezco a todas las personas que en tu vida hicieron posible que hayas llegado a ser lo que eres".

Esa carta es el reconocimiento a tantas personas que influyeron en nuestra vida para que seamos lo que somos. Esa carta debe ser guardada con el pasaporte, con los documentos importantes para poder leerla cuando en algún momento haya malestar o se sientan ganas de despedirse de esta vida porque se está angustiado por algo. En esa carta están las razones para seguir viviendo.

Si tanta gente invirtió en mí tanto para que yo sea lo que soy, yo debo seguir jugándome en la vida. Esa carta es el pasaporte al cielo. Cuando lleguemos al cielo lo importante es lo que somos, no lo que tenemos ni lo que logramos.

Muchos no se animarán nunca a hacer una carta como esta, porque nadie les enseñó a felicitarse por lo que son. Lo que está detrás de la carta, sublimemente, es el ideal de vida.

Cuando hagas la carta en lo personal, invita a tu pareja, vayan a cenar solos (si no tienes pareja, busca a tu mejor amigo o amiga) con esa carta. En voz alta, uno leerá la carta del otro. Mientras se está leyendo el que escucha no puede interrumpir. Al terminar, uno le pedirá al otro que añada al final de la carta lo que crea que le falte. Esa noche va a ser inolvidable porque, quizás, por primera vez no van a hablar de defectos, van a hablar de lo que son.

Si podemos hacer este ejercicio, vamos a ser más felices.

Les invito con amor a que hagan esa carta y que la compartan con aquella persona que quieren, que hablen de esto y que recuerden que detrás de los valores, detrás de las cosas que dicen en esa carta, hay un ideal que los movió en cada momento de lo que son.

Si hacemos esto, nuestro compromiso con la vida va a ser mucho mejor.

(Fin.)


[Notas de conferencia de Roberto Pérez]